Dal quotidiano spagnolo “EL PAIS”: Feijóo gana por poco y Sánchez resiste: el Gobierno, en el aire


Feijóo gana por poco y Sánchez resiste: el Gobierno, en el aire
El PP y Vox se quedan cortos para lograr la mayoría absoluta El PSOE, que sube en votos y escaños, pierde por solo 300.000 sufragios Una posible investidura de Sánchez depende de la abstención de Junts
CARLOS E. CUÉ, · 24 Lug 2023

La ultraderecha se deja 19 escaños y supera por escaso margen a Sumar
El PP de Alberto Núñez Feijóo obtuvo una victoria tan ajustada en las elecciones generales de ayer que no solo no podrá gobernar en solitario, sino que ni siquiera suma con Vox. La resistencia de la izquierda fue muy superior a la esperada. El PSOE mejoró incluso sus resultados de 2019 y quedó a unos 300.000 votos de los populares. El Parlamento que sale permite a Pedro Sánchez pensar en repetir su mayoría, para lo que necesitaría la abstención de Junts. Para Feijóo es muy difícil una investidura, salvo que hubiera cambios en las posiciones del PNV. La posibilidad de un bloqueo es un hecho.
El líder del PP reiteró anoche su intención de formar Gobierno por haber sido la fuerza más votada, pero la caída de Vox, que se dejó 19 escaños, impide una mayoría de las derechas. Sánchez declaró: “El bloque involucionista ha fracasado. Son más los españoles que quieren que España avance y así va a seguir siendo”. Los independentistas serán decisivos, a pesar de que el resultado en Cataluña, donde ganó el PSC, ha sido negativo para ellos.
Hace solo una semana, el PP soñaba con 168 escaños y una victoria aplastante que le permitiera gobernar en solitario, sin Vox. Pero una resistencia de la izquierda muy superior a la esperada, con un PSOE que contra todo pronóstico mejora ampliamente sus resultados de 2019, ha dejado a Alberto Núñez Feijóo con una victoria tan ajustada que no solo no podrá gobernar solo, es que ni siquiera suma con Vox. El resultado en votos es aún más sorprendente que el que reflejan los escaños: el PP gana las elecciones por menos de 300.000 votos. Es una victoria, pero tan pequeña, muy parecida a la de José María Aznar en 1996, que deja muy mal sabor de boca en la cúpula popular, que en ningún momento dudó de que sumarían mayoría absoluta con Vox. Los números son tan estrechos que dejan la gobernabilidad en el aire. El Parlamento que sale permite que Sánchez pueda repetir su mayoría, aunque necesitaría la abstención de Junts, y hace muy difícil que Feijóo lo logre, porque no tiene los apoyos para salir investido salvo que haya cambios en las posiciones iniciales de partidos clave como el PNV. “El bloque involucionista ha fracasado. Son más los españoles que quieren que España avance y así va a seguir siendo”, gritó un Pedro Sánchez eufórico mientras las bases del PSOE gritaban “No pasarán” en la puerta de su sede. “Han hecho fracasar la suma de la derecha”, admitió Santiago Abascal, líder de Vox.
La sorpresa y frustración que se vivía en la sede del PP contrastaba con la alegría incontenible en la del PSOE. Pese a la derrota electoral, que Feijóo intentará explotar para exigir a los socialistas que se abstengan para dejarles gobernar, Sánchez ha logrado algo que parecía imposible hace menos de dos meses, cuando decidió dar el enésimo salto al vacío adelantando unas elecciones generales al día siguiente de la debacle de las autonómicas y municipales del 28 de mayo: mejorar sus resultados de 2019 en votos —más de 700.000— y en escaños —dos más— e incluso poder soñar con buscar una mayoría aún más compleja que la actual pero no imposible para poder gobernar. Los socialistas creen que podría bastar con una abstención de Junts para poder tener una mayoría superior a la del PP con Vox y el apoyo de UPN y Coalición Canaria.
La situación que dejan las urnas en el Congreso es muy compleja, casi imposible de resolver. La posibilidad de bloqueo es un hecho, aunque el desastre de la última repetición electoral, la de 2019, puede servir como antídoto para evitar esa tentación. En este momento hay dos mayorías posibles, en función de lo que han ido diciendo cada uno de los partidos, aunque quedan por delante muchas semanas de complejas negociaciones. Por un lado está la más
evidente, la del PP con Vox, UPN y Coalición Canaria, un partido al que muchos colocan con los populares porque están gobernando con ellos en las islas. Pero esta suma se queda en 171, muy lejos de la absoluta con la que soñaba Feijóo y que muchos sondeos dieron por hecha en las últimas semanas, aunque no el del 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER.
La otra mayoría posible es la del PSOE con Sumar, que ha logrado resistir en 31 escaños —tenía 35 Unidas Podemos— aunque se ha quedado a 20.000 votos de lograr la tercera posición, que vuelve a ser para Vox. A ellos tendría que añadir, como tiene ahora, los votos del PNV, ERC, Bildu y BNG, algo factible para una investidura aunque siempre complejo. Esos grupos suman 172 escaños, uno más que los 171 del bloque del PP. Pero ahí la llave decisiva la tendría Junts, el partido de Carles Puigdemont. En esta fórmula, Sánchez no necesitaría el voto afirmativo de Junts para ser presidente, algo difícil de imaginar, pero le bastaría con la abstención. Aún así, es una mayoría aún más compleja que la actual, con lo cual hay mucho partido aún por delante para tener claro cuál de las dos opciones podría imponerse o si el bloqueo conduce a nuevas elecciones. “No haremos presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada”, señaló Miriam Nogueras, cabeza de lista de Junts, en la noche electoral.
Los independentistas pueden ser decisivos, pero el resultado en Cataluña ha sido desastroso para ellos. ERC ha perdido seis escaños, Junts uno —tenía ocho con PDeCAT— y la CUP los dos que tuvo. Nueve escaños en total se han dejado los independentistas en estas elecciones, que han ido especialmente bien para el PSC. Este resultado demuestra que la política de Sánchez, que ha implicado un acercamiento diferente al conflicto político y ha incluido los indultos y la creación de una mesa de diálogo, ha sido premiada de nuevo por los catalanes —ya lo fue en las elecciones autonómicas y después en las municipales, ambas ganadas por los socialistas— pero ha castigado al otro gran partido de ese acuerdo, ERC. Por el contrario, esa política parecía haber castigado a los socialistas en las municipales y autonómicas de mayo en el resto de España, pero no lo ha hecho en las generales, donde ha habido una inesperada y muy fuerte reactivación del voto PSOE en la recta final de la campaña.
Gran frustración
Feijóo sufre una gran frustración porque sabe que a pesar de haber ganado por la mínima en votos y tener 14 escaños más que los socialistas es perfectamente posible que no logre gobernar. El expresidente gallego, que venía de cuatro mayorías absolutas aplastantes en su tierra, no dejó la Xunta para quedarse como líder de la oposición a Sánchez. Los primeros dirigentes consultados esta noche electoral mostraban en privado su decepción y hablaban abiertamente de bloqueo, por tanto no tenían encima de la mesa la posibilidad de gobernar, que daban absolutamente por hecho hace pocos días. Ahora el líder del PP intentará a toda costa que Sánchez le deje gobernar con su abstención, como ya había apuntado en la campaña, pero las posibilidades de que eso suceda son mínimas y mucho más con un resultado en votos y escaños tan estrecho como este.
Mientras, Sánchez ha logrado una vez más algo que parecía imposible, como casi siempre en toda su carrera política. El político al que muchos daban por desahuciado después de las elecciones municipales hizo una campaña muy desigual. Pero la capacidad de Sánchez de levantarse una y otra vez después de caer se vio de nuevo a partir del fin de semana pasado, cuando recuperó sus mensajes fuertes en los mítines. Yolanda Díaz, la líder de Sumar, también mostró una resistencia muy superior a la esperada y empezó a recuperar muchos votos en los últimos días, especialmente después del debate a cuatro en la que fue la que más brilló. Díaz estaba eufórica y hablaba abiertamente de victoria en esta noche electoral. Mientras, Vox ha tenido un resultado discreto, aunque ha logrado mantener la tercera plaza, y esos escaños pueden ser inútiles, la peor pesadilla para Santiago Abascal, que ya se veía como vicepresidente del Gobierno.
España ha votado empate entre dos bloques, pero los números dan que uno de los dos, el de la actual mayoría, tiene un escaño más. Y eso puede ser decisivo para gobernar el país. Si no, habrá repetición electoral.