Dal quotidiano “EL PAIS”: Sánchez blindará a su núcleo duro para el nuevo Gobierno


El presidente comienza a llamar a los ministros. El anuncio se espera mañana El cambio no será tan radical como en la remodelación de 2021 El alcance de la bronca entre Sumar y Podemos sorprende a La Moncloa

C. E. CUÉ / J. MARCOS, · 19 Nov 2023

La batalla entre Sumar y Podemos preocupa en Ferraz porque divide a la izquierda
Desde que el jueves Pedro Sánchez fuera reelegido presidente del Gobierno, todos los ojos están puestos en el futuro Consejo de Ministros. Quiénes serán, qué significa su nombramiento, qué tipo de Gobierno dibujará. Sánchez empezó ayer a llamar a sus ministros, a los que exigió silencio hasta mañana, en un proceso tan discreto como el que ha rodeado las negociaciones a varias bandas. También ha hablado diversas veces con Yolanda Díaz, que trata de salir del conflicto con Podemos. Nadie espera un cambio radical en el Gobierno como el de julio de 2021. Sí se auguran relevos en puestos importantes, pero sin tocar el núcleo duro formado por Félix Bolaños, ministro de Presidencia; el jefe de gabinete, Óscar López; las ministras María Jesús Montero y Pilar Alegría; Santos Cerdán, en el PSOE, y Manuel de la Rocha como gurú económico. Ni en Ferraz ni en La Moncloa descartan que algunos nombres se conozcan hoy.
En el entorno del presidente no se esperan grandes cambios en el corazón de La Moncloa
Los consultados dan por hecho que habrá sorpresas en el Gobierno, pero no como en 2021
El líder del PSOE presentará los cambios el lunes, un 20-N, una fecha con gran simbolismo
Pedro Sánchez es un especialista en las sorpresas, y este nuevo Gobierno también las tendrá, según coinciden diversas fuentes del Ejecutivo y del PSOE, pero nadie espera una revolución completa como la de julio de 2021, cuando el presidente sacó de un plumazo a tres piezas clave de su núcleo duro: Iván Redondo, todopoderoso jefe de Gabinete; Carmen Calvo, vicepresidenta primera y, como tal, la gran coordinadora del Consejo de Ministros, y José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento.
Tiempo después también saldría de ese grupo de máxima confianza Adriana Lastra, vicesecretaria general del partido y portavoz en el Congreso, de manera que solo quedaron del núcleo inicial Félix Bolaños, que ascendió a ministro de Presidencia en esa remodelación, María Jesús Montero, ahora número dos del PSOE, y Santos Cerdán, que sigue siendo para Sánchez un hombre clave en la calle Ferraz, sede del partido.
Esta vez, y a pesar de que la opacidad es absoluta y los pocos que saben están obligados a guardar silencio —el presidente empezó ayer a llamar a ministros pero a todos les exigió que no digan nada hasta el lunes—, ninguno de los dirigentes consultados apuesta por un cambio tan radical. Sí los habrá, dicen, en puestos importantes, pero no en el núcleo duro de La Moncloa y el PSOE, que ya es casi lo mismo y desde ese decisivo julio de 2021 está compuesto por Bolaños, el gran negociador y coordinador de todo el Ejecutivo; Montero, Cerdán, Pilar Alegría e Isabel Rodríguez en el PSOE y, sobre todo, en La Moncloa el jefe de
Gabinete, el todopoderoso Óscar López; su mano derecha Antonio Hernando; el gurú económico, Manuel de la Rocha; el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, y otras personas menos conocidas pero también muy relevantes en el Gabinete, como Diego Rubio o Paco Salazar. Nadie espera ahí una revolución. Y en una estructura de poder tan presidencialista como la de Sánchez,
esta es una decisión clave, porque al contrario que en Gobiernos anteriores, tanto del PSOE como del PP, los ministerios no tienen tanta fuerza como La Moncloa en las decisiones estratégicas, en los momentos de crisis e incluso en la programación de las medidas económicas.
Sánchez está a punto de perder a una pieza clave como Nadia Calviño, que no está en ese entorno pero sí tiene un gran peso en la política económica, porque el 8 de diciembre se vota su candidatura a presidir el Banco Europeo de Inversiones. Calviño seguirá hasta entonces, pero ya en todos los sectores del poder están pensando en su relevo, que aparentemente no se conocerá ahora.
La decisión clave para ver cómo queda configurado ese poder en La Moncloa es si Bolaños pasa a ser ministro de Justicia, un asunto clave esta legislatura, con la ley de amnistía y el rechazo de muchos jueces como gran protagonista. Ya estuvo a punto de ir a Justicia en la remodelación de 2021. Pero su papel decisivo en La Moncloa hace pensar a muchos que Sánchez finalmente lo dejará en su puesto y buscará otro perfil fuerte para esa cartera.
Sánchez también ha hablado varias veces con Yolanda Díaz, líder de Sumar, para terminar de rematar los ministerios que corresponden a este partido, en principio los cinco que tenía Unidas Podemos, aunque con cambios de cartera y sobre todo de personas, elegidas por la vicepresidenta.
Acostumbrados a prever todo tipo de escenarios tras cuatro años marcados por la pandemia y la guerra de Ucrania, lo que no se esperaban en La Moncloa era la bronca entre Sumar y Podemos en la que Nacho Álvarez rompió formalmente con la dirección del partido de Ione Belarra, a la que pertenecía, y terminó renunciando a ser ministro. Pero Irene Montero no será ministra y el PSOE recuperará Igualdad.
La batalla entre Sumar y Podemos se produjo el mismo día en que Sánchez había prometido el cargo ante el Rey en La Zarzuela por tercera vez desde que ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy en junio de 2018. “Hay preocupación. Todo lo que sea dividir nos va mal a todos, y eso va por las elecciones europeas, las vascas y las gallegas del próximo año. Estaría bien que ese espacio que se logró conformar se mantenga y siga porque ha demostrado que tiene capacidad para aglutinar votos.
Otro partido más a la izquierda sería un desequilibrio, como sucedió en el desastre de la derecha en las generales de abril de 2019”, apuntan fuentes de Ferraz.
Sánchez lleva tres grandes remodelaciones del Gabinete. En todas ellas, primero llamó a La Moncloa a los ministros y altos cargos que no iban a continuar, algo que varias fuentes señalan que empezó a hacer ayer. En cambio, los miembros del nuevo Consejo de Ministros reciben su llamada apenas una hora antes de que sea oficial. Y en ese lapso de tiempo no pueden caer en la tentación de decírselo a sus más allegados. Si hay algo que Sánchez no soporta son las filtraciones. Y el coste puede ser anular el nombramiento.
La decisión de Sánchez de dejar el nuevo Gobierno para el lunes hace que no comparta foco con las protestas de ayer contra la amnistía que apoyan el PP y Vox y que terminaron con varios cientos de personas cortando el tráfico de entrada a la capital de España a la altura del complejo de La Moncloa en la A-6, una de las principales arterias de la ciudad. Además, la decisión de Sánchez de dejar los relevos en el Ejecutivo para el lunes, aunque nadie descarta que se conozca algún nombre antes, hará que coincidan con el 20-N, el 48º aniversario de la muerte de Francisco Franco. El simbolismo será evidente: frente a la ultraderecha que reivindica al dictador, el presidente presenta ese día el segundo Gobierno de coalición de izquierdas de España desde la Segunda República. Ya está todo listo.