No queda ninguna duda de que, cada vez más, los festivales de música cuidan con mimo a su público más nocturno; en los últimos años hemos vivido cómo la electrónica ha empezado a despertar más interés desde las instituciones e iniciativas culturales privadas. Esto no hace sino reflejar el hecho de que la tecnología ha permitido democratizar la producción de electrónica, además de la accesibilidad a toda la música gracias al desarrollo del streaming y tiendas de descarga. En general, por resumir, se ha normalizado la electrónica.
La jornada de ayer en el recinto de Kobetamendi, durante la celebración de Bilbao BBK Live Festival también sirve de argumento. Ya hace 15 años, cuando daba sus primeros pasos, el festival mostró una apuesta clara por la electrónica, programando a, qué tiempos, Vitalic, Christian Varela, Felix Da Housecat y al americano, housero e influyente productor americano Todd Terry. La misma intención —apostar por una programación de noche en lo que entonces se conocía como “carpa de los DJ” al nivel de la que tiene lugar en los descomunales escenarios— ha empujado, seguramente, la selección de artistas para el Bilbao BBK Live 2022 en sus dos coquetos proto-clubs al aire libre, Basoa y Lasai, diseñados para la ocasión entre la zona más arbolada del recinto y con unas impresionantes vistas sobre la ciudad dormida.